¡La selección de los bomberos!
Es oficial, Jaime Lozano dejó de ser técnico de la Selección Nacional de México. Una noticia que no sorprende a nadie, pues durante la última semana todos los caminos nos llevaban hacia el mismo objetivo.
Tras el fracaso en Copa América, los directivos de la Federación Mexicana de Futbol tomaron la decisión de hacer a un lado al ‘Jimmy’ y comenzar un nuevo proyecto. Sí, uno más. Apenas vamos año y medio desde la salida del Tata Martino en Qatar y el banquillo del ‘TRI’ ya tendrá un tercer dueño.
Javier Aguirre es quien lleva ventaja y parece estar prácticamente amarrado, pero ya habrá tiempo para hablar de eso. Por ahora, me parece prudente profundizar en la destitución de Jaime Lozano.
Y es que hace apenas unas semanas nos dijeron los directivos mexicanos que este proyecto estaba firme rumbo al 2026. Los mismos directivos mencionaron que la intención de esta Copa América era la de buscar que se llegará de la mejor manera a la próxima Copa del Mundo y que, en conjunto con el Cuerpo Técnico, habían tomado la decisión de prescindir de los experimentados para fortalecer a los jóvenes.
Bueno, pues sólo algunos días después, estas palabras han quedado sepultadas por los hechos y la credibilidad de los directivos mexicanos se ha perdido de manera abrupta.
¿Qué los hizo cambiar de opinión? ¿Siempre lo tuvieron claro y nos engañaron? ¿Por qué ofrecerle el puesto de auxiliar, al técnico que le buscabas auxiliar? Hay muchas preguntas y pocas respuestas.
La problemática del fútbol mexicano va mucho más allá de un técnico. Se ha probado con todos los estilos posibles en el banquillo y el resultado siempre ha sido el mismo. Hoy el fútbol mexicano pasa por una crisis a todos los niveles, y el último escalón es el entrenador.
Falta calidad en el futbolista. Falta mentalidad. Falta competencia de alto nivel. Falta todo. Y parece que la salida fácil es traer a otro estratega.
Estamos ante una oportunidad única en la que no hay eliminatorias mundialistas y el negocio ya está garantizado. Las ventas estarán a todo lo que da en el 2026 y no se correrá ni un solo riesgo en este proceso. ¿Por qué no buscar algo diferente? ¿Por qué no confiar en el proyecto que te dio éxito a nivel olímpico (Bronce en Tokio 2020) y éxito a nivel mayor (Copa Oro 2023)
Y yo no escribo estas líneas para justificar o defender a Jaime Lozano. De hecho los resultados no lo ayudaron en lo absoluto. Después del título en CONCACAF, el cual consiguió como interino, realmente el desempeño del equipo fue a menos.
Se sufrió mucho y de milagro se le ganó a Honduras en la eliminatoria rumbo a la Copa América. En la Nations League, el equipo fue rebasado de principio a fin por Estados Unidos. Y en uno de los pocos amistosos ante rivales de calidad, como Uruguay, decidió jugársela con nuevas caras y se llevó una goleada de escándalo.
Para bien o mal, el plantel estaba con él y confiaba en su trabajo. La idea de juego, el estilo, las formas, y todo lo que se haya avanzado en el último año, nuevamente se ha derrumbado. Llegará un nuevo entrenador a implementar un sello distinto y esto, nuevamente, tomará un tiempo en causar efecto.
Por si fuera poco, resultará que la Copa América -ahora sí- no sirvió de nada. Pues la idea de Jaime fue potenciar a ciertos futbolistas con miras al futuro y ahora podría ser que esos futbolistas no sean del agrado del futuro DT.
Lo peor de todo, para el próximo año, a estas alturas podríamos estar escribiendo las mismas líneas. Se jugará la Copa Oro 2025 y existe un riesgo grande de volver a tropezar. Canadá fue semifinalista de la Copa América. Panamá y Costa Rica mostraron que vienen a la alza y Estados Unidos, a pesar de la eliminación, tiene como cliente frecuente a nuestra selección. Es decir que, si no se gana dicho torneo. ¿Vendría otro bomberazo?
Jimmy Lozano llegó a apagar el fuego, ahora podría ser Javier Aguirre y quizás para el 2026 venga otro movimiento “milagroso”.
A empezar un nuevo ciclo y desear que esta vez no se vuelva a reiniciar tan pronto.
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