La selección mexicana aprobó su primer exámen en la Copa América. Como en el colegio, se puede aprobar con 6 o con 10. Y en este caso el tricolor lo hizo con 6.
Hay que empezar por reconocer que la actualidad del equipo mexicano difícilmente está para pensar en notas sobresalientes -esto sin importar el rival-. También resulta complicado perder a tu mejor hombre y capitán, la desconexión mental fue evidente.
Al 11 inicial poco se le puede reprochar. Te podrá gustar más Erick Sánchez sobre Orbelín Pineda, o Roberto Alvarado sobre Uriel Antuna, pero la realidad es que no sobra talento como para pensar que Jaime Lozano tomó una decisión ilógica en cuanto a su parado inicial.
La encomienda en esta primera jornada- aún más aún sabiendo que Venezuela le había ganado a Ecuador- era la de sumar 3 puntos a cómo diera lugar. Y lo han conseguido.
Y es que futbolísticamente será muy difícil ver un salto importante en el tricolor. La crisis tiene cerca de 4 años y no habrá mejora considerable a corto plazo. Lo que sí puede haber, es un retroceso aún mayor, y esto en gran medida provocado por la falta de confianza. Ahí radica la importancia de haber arrancado la Copa América con una victoria, pues una derrota hubiera provocado un sinfín de críticas y posiblemente una carga aún mayor que sería difícil, por no decir imposible de superar.
El fenómeno selección mexicana es muy complicado de describir. Si bien es una de las aficiones que más apoyo tienen en el mundo, y esta se ve reflejada en Mundiales, Copas Oro, Copas América, o simples partidos amistosos, también puede describirse como una de las aficiones más tóxicas de todas.
Las convocatorias nunca gustan. La alineación nunca es la ideal. El técnico (sea quien sea) siempre es el enemigo público número uno. Los jugadores no merecen estar en la selección y son muy malos. Al exterior, los medios hablan de convocatorias condicionadas y de un sistema que maneja el entorno tricolor. Si a esto le sumamos un mal resultado, la combinación nos da un auténtico incendio imposible de apagar. Al interior se ha buscado blindar al plantel y que nada de este ruido externo les afecte, pero en estos tiempos es realmente imposible. Hace unos años, el jugador o técnico simplemente no prendía el televisor ni leía el periodico y eso era suficiente para alejarse. Ojo, no sólo en lo negativo, pues también en lo positivo había quienes preferían no escuchar lo que se decía de ellos, pues podían llegar a subirse en un ladrillo y perder el objetivo.
Hoy vivimos un mundo completamente distinto y es imposible aislarse por completo. Si bien hay quienes no siguen programas deportivos en la televisión, o cuentas relacionadas con el deporte en redes sociales, la tecnología y el algoritmo se encargan de llevarte a tu celular todo tipo de noticias que quizás ni siquiera estabas buscando.
Es más, quién imaginaría que en algún momento ese aficionado que antes tenía que gritar desde las gradas, hoy puede mandarle un mensaje directo a ese futbolista. En ocasiones dicho mensaje involucra amenazas e insultos a los familiares, situación que definitivamente no puede pasarse de largo o ignorarse.
“Juntos y unidos” es la frase que ha adoptado esta selección para Copa América y al interior el mensaje busca que nada de lo externo llegue a afectar a lo interno. La victoria ante Jamaica se traduce ahora en una semana de trabajo con ánimos levantados. En una preparación de cara a enfrentar a Venezuela pensando en el liderato
de grupo y no en una posible eliminación. Los medios y afición seguramente no llenarán de halagos por las formas de la victorias, pero al menos serán días en los cuales el hashtag #FueraJimmy no aparecerá.
Todo esto suma, y si existe la posibilidad de que se logre una mejora a nivel futbolístico, es justamente bajo la tranquilidad que pueden dar este tipo de resultados.
Históricamente, la selección mexicana no sabe lidiar con el ‘favoritismo’. Cuando la responsabilidad recae en sus pies, y en el papel es superior al rival, aparecen fantasmas que nublan al futbolista mexicano y han provocado un sinfín de fracasos. El rol de ‘pequeño’ y ‘no favorito’ parece sentarle mejor al futbolista mexicano, que en ocasiones se agranda en esos escenarios y se comporta a la altura de las expectativas.
Vendrá Venezuela y después Ecuador, a México le sonríe la suerte y ahora un triunfo en la jornada dos podría significar la clasificación, esa que para muchos estaba en duda.
Jaime Lozano y su cuerpo técnico han establecido la cifra de 6 partidos en todas sus competencias anteriores, y al día de hoy la han alcanzado en dos ocasiones. (Juegos Olímpicos y Copa Oro)
El objetivo al interior es claro. No regresar a México hasta después de 6 encuentros, lo que significa llegar a la final -o al menos- a semifinales, ya que dicho escenario te garantizaría un partido por el 3ero y 4to lugar.
¿Lo lograrán? El camino aún queda lejos, pero el primer paso se ha dado.
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Cover one of the biggest teams in Mexico;
He was a correspondent in Russia 2018 and Qatar 2022.
One of the new faces in the industry who has found his place thanks to his preparation and adaptation, especially in digital media.