El fútbol mexicano debe replicar el modelo Pachuca

Lo han hecho una vez más. Pachuca está en una nueva final, ahora de Concacaf, y lo hace tan sólo unos meses después de haber comenzado una reestructuración total.

Tras el título del Apertura 2022, el plantel comandado por Almada se desintegró por completo. En gran medida, por las ofertas y oportunidades que surgieron para sus futbolistas.

Cabe mencionar que, del 11 titular de aquella final ante Toluca, solamente quedan 2 jugadores en la plantilla; Erick Sánchez y Gustavo Cabral.

La salida de Ustari, Murillo, Kevin Álvarez, Isais, Chávez, Víctor Guzmán, Renato Ibarra, Paulino de la Fuente y Nico Ibañez representó un duro golpe para los de Hidalgo, pues se trata en su mayoría de jugadores experimentados e indiscutibles para el cuadro hidalguense.

Sin embargo, esto no fue una decisión al calor del momento y pensando solamente en lo económico. Grupo Pachuca tenía claro que esta reestructuración debía darse siempre y cuando estuvieran preparados para comenzar con una nueva camada. La directiva Tuza venía trabajando este cambio generacional desde hace muchos años.

El modelo de negocio de Pachuca es bastante sencillo de entender, pero bastante complicado de ejecutar. En términos sencillos; formar futbolistas y luego venderlos.

Pero esto va más allá. La filosofía del Grupo Pachuca ha sido, durante años, la de apostar por el talento mexicano. Y para eso no es suficiente con el tener buena captación de talentos y unas fuerzas básicas. Pachuca decidió ir a lo grande desde hace tiempo apostando por una Universidad del Futbol, donde los niños y juveniles tienen hospedaje, comida, estudios, futbol. En resumen, todo lo necesario para convertirse en profesionales. ¿Vaya lujo, no?

A esta grandísima ventaja competitiva habrá que sumarle que cuentan con los mejores formadores del país. Entrenadores especializados y capacitados para desarrollar talento.

Pero lo más importante viene más adelante, pues talentos juveniles hay en todos los equipos, pero confianza y respaldo, en muy pocos.

Pachuca se enfrentó en semifinales de Concacaf a uno de los planteles más caros y poderosos del continente, y lo hizo confiando en su esencia. Guillermo Almada terminó la eliminatoria con 7 canteranos en la cancha que juntos promediaban 21 años de edad.

Este dato es realmente inusual en la Liga MX. Con decirles que enfrente, el futbolista más joven del América fue Ramón Juárez, que supera ya los 22 años.

Es por eso que me encuentro totalmente en contra de las versiones que apuntan a la cantidad de extranjeros como el principal problema del fútbol mexicano, pues el ejemplo de que eso no es verdad lo está poniendo Pachuca.

La solución del fútbol mexicano está en las bases. En formar más y mejores jugadores. En capacitarlos y desarrollarlos para que estén preparados para la primera división. En confiar en ellos y darles la oportunidad, desde el nivel directivo hasta el del estratega.

Si Guillermo Almada confía en los jóvenes es, principalmente, por su convicción y confianza hacia ellos, pero porque detrás de él hay una directiva que le ha dejado claro que, aunque los resultados tarden en llegar, la confianza en su trabajo estará mientras se respete la filosofía.

Si tan solo la mitad de equipos del futbol mexicano replicaran -medianamente- este modelo, la historia de nuestro balompié sería muy distinta.

A los Tuzos les falta terminar la tarea, pero haber llegado hasta donde se encuentran en estos momentos, peleando por la fase final y ya instalados en la final de Concacaf es un paso gigantesco en la reestructuración de este proyecto, que no lo duden, en un par de años, volverá a comenzar de nuevo.

¿Almada era el indicado?

Como bonus a esta breve opinión, resulta inevitable hacernos la siguiente pregunta. ¿Por qué Almada no llegó a la selección tras la salida de Gerardo Martino?

La respuesta es muy sencilla; los intereses y preferencias de los directivos mexicanos que sólo velan por el bien individual y no por el colectivo. Un grupo poderoso en nuestra industria decidió apostar por su candidato (Diego Cocca) resultando en un fracaso mayúsculo.

Hoy Jaime Lozano está en el cargo y deseo de todo corazón que se mantenga, pues eso hablará de que las cosas marchan bien. Pero es imposible no regresar a ese momento donde México buscaba técnico y en nuestra liga se encontraba el estratega ideal para ocupar el cargo. Un DT capaz de confiar en los jóvenes mexicanos y de potenciarlos para enfrentar a rivales que en el papal son superiores. Correcto, justo lo que necesitábamos.

Duplica tu primer depósito hasta $5,000 para apostar en deportes y juegos de casino en www.mexplay.mx