Copa América ya no es un examen

Con la Liga MX concluida y solo a la espera de conocer al campeón de Concacaf, el verano tricolor está por comenzar.

Un verano en el que, desde que se comunicó que se jugaría la Copa América, se catalogó como la fecha clave y crucial para las aspiraciones en la Copa del Mundo del 2026.

Han cambiado varias cosas. De entrada, en ese entonces Diego Cocca estaba al frente del banquillo y hoy la responsabilidad recae en Jaime Lozano.

Cuando el propio Jimmy fue ratificado, la Copa América partía como su gran exámen final. Es el único torneo importante que se jugará de cara al mundial más importante en los últimos 40 años para la selección mexicana, y como tal, la única gran prueba para saber si tanto Jaime como sus convocados están a la altura de lo que representará dicho certámen.

De reprobar, al interior de la FMF se plantearían seriamente la posibilidad de un cambio, pues dos años serían “suficientes” para buscar salvar el barco y, al menos, tener una presentación medianamente digna.

Sin embargo, tras la nueva derrota ante Estados Unidos en el Final Four de Concacaf, la narrativa y la historia dio un giro radical. La Copa América pasará de un exámen final a una prueba piloto.

Hace unos meses se pedía alcanzar las semifinales. Hoy, el resultado pasará a segundo plano.

Jaime Lozano cuenta con el respaldo total de los directivos, y en conjunto, tomaron la decisión de “sacrificar” la Copa América y utilizarla como escenario para ver caras nuevas, esto con la ligera esperanza de que algunos de ellos den el ancho y puedan sumarse al proceso rumbo al 2026.

Pero, ¿hasta dónde es válido?. ¿Apostar por caras nuevas exime a la selección mexicana de cualquier resultado negativo? ¿El haber buscado el cambio generacional los exime del fracaso? ¿Cuál sería un buen resultado?

Hay muchas preguntas, y pocas respuestas. Por un lado, es una realidad que las sensaciones hoy no son del todo positivas. El momento actual del tricolor no invitaba a ilusionarse con una gran participación en el torneo continental. Sin embargo, al apostar por algunos nombres nuevos, la expectativa es aún menor.

En el proceso rumbo al mundial, México ya va tarde. Muy tarde. Estados Unidos y Canadá llevan trabajando desde el 2018, mientras que en nuestro país se va avanzando por procesos de un año en un año. El éxito inmediato es lo que se busca, y como resultado, se obtienen fracasos inmediatos.

Dicho esto, la evaluación a Jaime Lozano en este verano no tendrá repercusiones (si se impone la lógica). Pues fueron los mismos federativos los que estuvieron a favor de que este torneo sirviera más como un “experimento”, y resultaría muy poco coherente que, de no obtener un buen resultado, el proceso se terminará.

Y es que esta es la gran razón por la que el fútbol mexicano no termina por avanzar. Al igual que en selección, a nivel de clubes la paciencia y procesos de los directores técnicos no existe, motivo por el cual no se apuesta por nuevos futbolistas y procesos, ya que 3 jornadas malas son suficientes para removerlo del cargo.

Y es así, regresando al tema principal, que la apuesta por parte de la Federación Mexicana de Futbol es algo sin precedentes. El resultado terminará por ser lo de menos en un exámen interno, pero al exterior, esto puede ser un arma de doble, o triple filo.

Gran parte del atractivo de que la Copa América se celebre en los Estados Unidos recae en que sería accesible para los millones de paisanos que radican en dicho país. Estos mismos paisanos, ya compraron e invirtieron mucho por sus boletos. Estos mismos paisanos, ya se ilusionaron con que, con el apoyo de la afición, pudiera darse una buena participación.

¿Qué pasa si no se está a la altura? ¿Qué pasa si no se avanza de fase de grupos? La afición no estará contenta, el discurso de los medios puede intensificarse y la crítica, aunque digan que no, siempre afecta. ¿Está preparado el entorno para “sacrificar” una Copa América?

Se vienen días intensos en la selección mexicana. Jaime Lozano tiene el apoyo de los directivos y no se juega su futuro en el torneo continental. Eso sí, se juega la aceptación del público y medios en general. Esa que te permite trabajar tranquilamente o convierte en una pesadilla tu gestión.

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